miércoles, 5 de agosto de 2009

Y el darse cuenta ...




Y cuando el tiempo de espera se agota, es cuando pasas a la siguiente fase.
Si antes hablabamos de que eramos capaces de esperar por algo sin apenas ser conscientes de ello, ahora es cuando nos encontramos en el siguiente escalafón.
De repente, del mismo modo y sin darte cuenta te despiertas un dia cualquiera. Abres los ojos y ahí está. Te das cuenta de que el tiempo de espera se ha agotado.
Asumes entre nostalgia, autocompasión, negación y mucha mezcla de sentimientos más que se ha terminado. No va a llegar. No va a volver. Se ha terminado.

Todo resultaba tirante desde hace tiempo, pero lo tirante hasta resultaba bonito y bueno.
Ahora lo tirante es indiferente, y ante la indiferencia ya no hay remedio.

Hay cosas que se rompen. Unas antes y otras después.
Unas las rompen los demás, y otras nos dedicamos a romperlas nosotros.
Es cuestión de madurez asumir que lo que uno rompe tiene que volver a reconstruirlo uno mismo en caso de así quererlo, y no dejarlo pasar esperando (una vez más) que el trabajo se haga por si solo.

Hay caminos que se separan. Yo y mi camino necesitamos tiempo, que es para lo que nos vamos. Tiempo, no saber nada. Ser capaz de volver, sonreir y no volver a pensar nunca más con ese sentimiento de angustia en todo lo que perdimos un día por una tonteria.

Mientras tanto, el ejercicio lo empiezo mal ...
Una cinta malva impregnada de un determinado perfume me acompaña.
En ocasiones nos negamos a hacer las cosas bien desde el principio.
El principio es hoy.

No hay comentarios:

Publicar un comentario